¿No te pasa que vas directo hacia el sartén candente con toda la intención que los camarones te queden con un dorado estelar, y en vez terminan recocidos y paliduchos como si llevaran tres horas bañándose en las termas?
Muchas veces esos camarones perfectamente dorados a la plancha son difíciles de lograr porque suelen soltar mucha agua, y una vez que esta se evapora, para recién comenzar el bronceado, ya están recocidos.
Pues un arreglín hay…cumpliendo una regla base: Descongélalos completamente, siempre fuera de la bolsa y sobre un colador, antes de tirarlos al sartén. Puedes incluso secarlos con papel de cocina cuando estén descongelados.
Ya en plena labor, dóralos a fuego fuerte.
Si se te aparece el agua, no temas. Bótala del sartén afirmando bien los camarones, y continua el dorado con calma. De esta forma, lo que queda de agua se evaporará más rápido.