¿Te ha pasado estar con todo el ánimo cargado para hacer un buen pan y el panorama termina en unos sollozos sobre un bloque duro o un desmiembro eterno de migas?
El mundo panadero es extenso y está repleto de múltiples factores que se combinan para llegar a esos volúmenes de aireado placer.Ingredientes y recetas hay millas, así como las herramientas que posibilitan maravillosos resultados.
Uno de ellos es el horno, y si bien hay varios tipos exclusivos para este oficio, un aspecto muy importante tienen el manejo de la humedad.
El agua presente en la masa, esencial para el desarrollo de las bacterias que produce el CO2 y cuyo resultado es esa tan preciada miga esponjosa, también es fundamental a la hora de formar la corteza del pan.
La corteza, además de darle volumen y estructura a la hogaza, es el protagonista en la experiencia de comerlo, pues es la composición de esa música que cruje y reconforta.
Como los hornos comunes y corrientes suelen ser un poco extremos con la humedad, la eliminación rápida o la acumulación en exceso, las recetas de muchas veces terminan en pura decepción.
Una triquiñuela para combatir esto es hacer el pan en una olla.No hay ningún otro camino que pueda permitirse.Haz la receta que quieras y usa la olla de molde, manteniéndola tapada los primeros 15 a 20 minutos de cocción.
Lo que logra de esta forma es crear una atmósfera de humedad controlada, en donde el agua presente en la masa no se escapa durante la primera fase de cocción, que es cuando se levantó y forma su estructura.
Si quieres una olla de fuego te dejamos un dato BBB:
Fundición Britania
AV.Obispo Manuel Umaña 1387,
Estación Central, Santiago
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